No es la situación inesperada, ni tampoco que tan llamativa pueda llegar a ser lo que otorga el impacto a una imagen. En la fotografía y las artes visuales es el como utilizamos los recursos compositivos lo que nos permite llamar profundamente la atención del espectador de nuestra obra y entre estos está la dirección y geometría natural.
Si se pudiese establecer una regla fácil de memorizar (algo muy temerario en toda disciplina artística) se resumiría en que es necesario colocar espacio en la dirección de la mirada natural de lo fotografiado y ese espacio es lo que se conoce técnicamente como aire.
Si nuestro sujeto mira hacia un costado este deberá colocarse en el borde opuesto de la escena, tal como se puede observar en la imagen que acompaña este tema.
Si consideramos, además, el uso de la regla de los tercios y la proporción áurea se vuelve sencilla la tarea de distribuir espacialmente los elementos que componen una imagen y es aquí donde comienza la verdadera labor del fotógrafo: reconocer los diferentes elementos visuales, escoger equipo y punto de vista, abertura y tiempo de obturación para conseguir el resultado deseado, que no es otro que una imagen con gran impacto visual.
Podría reflexionar largamente sobre la conveniencia y oportunidad de acechar a nuestro sujeto hasta conseguir la imagen correcta en el instante preciso, y eso es de algo que hablaré en una futura ocasión, pero ahora trataremos del rigor de la geometría, aquella matemática amable y simple de comprender, valorizada y desarrollada a partir de Pitágoras.
Regla de los tercios
La división de nuestra fotografía en tercios da lugar a líneas que al cruzarse ayudan en la ubicación de puntos fuertes que organizan la imagen dotándola de gran fuerza y dinamismo. Si buscamos acentuar la fuerza de la imagen trataremos de ubicar al elemento protagónico en algunos de estos puntos.
Es importante recordar que basta con un solo elemento ubicado en un punto fuerte para que la imagen tenga un gran potencial, pero si comenzamos a colocar elementos en todos los puntos fuertes se distraerá la atención del observador y el efecto se perderá. Menos es más.
El uso de la proporción áurea permite introducir asimetría sin perder unidad y equilibrio, las líneas tienen el poder de conducir la mirada a través de la imagen, y esto se manifiesta con mayor fuerza cuando estas son implícitas y requieren de esfuerzo por parte del espectador.
La línea conectará todos los elementos de nuestra imagen y conducirá al espectador durante su experiencia.
Al colocar aire en la dirección de la mirada introducimos un elemento retórico en la elaboración de la fotografía, mientras más aire exista mayor es el camino que se puede recorrer, en cambio si la mirada golpea pronto con alguno de los bordes del encuadre nos encontramos con una visión pesimista.
Con la regla de los tercios se busca que la imagen sea recorrida en forma natural por los ojos del espectador. Puede ser muy interesante considerar la dirección que se puede seguir desde cualquiera de los puntos fuertes de la imagen y el espacio que pueda quedar (por ejemplo un rostro dice cosas distintas si mira en dirección a menor o mayor espacio).
Si quieres fotografías más intensas busca aquellas líneas concretas, sutiles o imaginarias que conduzcan tu ojo y te permitan recorrer la fotografía. Busca que la dirección y geometría te permitan recorrerla de forma natural.
Al final mirar es distinto que ver…
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