Tomar entre tus manos una cámara que no conoces puede llegar a convertirse en una tensa tarea, sobre todo si no se parece a otras que hayas usado antes; te sentirás incómodo, quizás hasta un poco torpe y es muy probable que tu tiempo de reacción sea excesivamente largo si deseas hacer una fotografía. Conocer el equipo y lo que te ofrece es un ejercicio que requiere tiempo, paciencia y en muchos casos leer el manual mientras lo sostenemos en la otra mano.
El desafío de conocer tu cámara es un aprendizaje que debería conducir a un saber casi de manera automática donde se encuentra y que te permite lograr cada botón y opción en tu equipo
Cierra los ojos y recorre la cámara con tus dedos, busca descubrir cada pequeña diferencia e identificar lo que te permite lograr, abre los ojos y déjate sorprender por tus hallazgos.
Si hay algo que no logres saber que es lo que te permite búscalo en el manual de tu cámara y repite el ejercicio todas las veces que creas sea conveniente. Mientras más cómodo te sientas con tu cámara más podrás llegar a obtener de ella.
Con un poco de práctica este ejercicio te resultara mucho más fluido y cada vez necesitarás menos apartar el ojo del visor para poder controlar o definir algún ajuste.
Sin ánimo de hacer publicidad a una marca de cámaras fotográficas citaré al legendario Cartier-Bresson
Acababa de descubrir la Leica. Se convirtió en la prolongación de mi mirada.”
Justamente es esto lo que deberíamos conseguir, deberíamos lograr que nuestra cámara se convierta en un instrumento de creación que se pueda operar sin distraernos de lo que estamos mirando.
Definitivamente, conocer el equipo que usas no favorecerá tu creatividad, pero saber donde se encuentra cada control y botón de la cámara te ayudará a no interrumpir tu proceso creativo buscándolos antes de hacer las próximas fotos.
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