La fotografía, entendida como una herramienta de comunicación, es solamente capaz de representar sensaciones de tipo visual. En otras palabras cuando observamos una imagen dejamos de percibir aromas, sonidos, sabores y texturas. Tan sólo podemos lograr evocar recuerdos o experiencias al contemplarla.
El paisajismo como estilo de creación ofrece modalidades que pueden encuadrarse, en términos muy generales, dentro de tres áreas principales
La descriptiva sencilla busca como ideal la claridad objetiva. En pocas palabras muestra lo que es tal cual es.
En esta área se utiliza una técnica de toma muy cuidadosa y estudiada, siendo frecuente el empleo de cámaras de gran formato y otros elementos técnicos que le aseguren la máxima precisión. Como un ejemplo clásico se puede indicar las postales y los afiches de gran tamaño.
La impresionista utiliza diferentes técnicas con el propósito de generar ambiente. El desenfoque de la imagen en forma intencional y el uso indiscriminado de filtros de efectos encuentran en ésta un fértil campo de experimentación.
La gráfica/abstracta privilegia en su composición los diferentes tonos, colores y líneas. De esta forma la extracción de la sencillez gráfica de un paisaje puede ser una muestra de las dotes visuales del fotógrafo, siendo común darle especial valor a la presentación de lo inesperado e inusual.
Existe en ésta área una preponderancia de temas exóticos como serían por ejemplo: desiertos, fuentes geotermales y formas geológicas, por ofrecer una gran riqueza de posibilidades formales.
Estas tres áreas no son excluyentes entre sí, muchas veces la técnica se superpone con el propósito de renovar el concepto de la imagen.
Es importante considerar que el área donde visualmente se desenvuelva el fotógrafo de paisajes marcará su actividad y sus preferencias a la hora de escoger equipo y herramientas adicionales.
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