Simples o exóticas las plantas atraen la mirada con sus flores, sus órganos reproductivos que con llamativos colores, formas y olores cautivan nuestra atención e incluso han sido fuente temática y de inspiración para numerosos artistas visuales a lo largo de la historia.
La fotografía de flores de montaña puede convertirse en una interesante oportunidad para poner a prueba nuestra técnica y los elementos compositivos aprendidos.
Las flores son sujetos fáciles de abordar, pero eso no significa que debas considerarlo un desafío menor, el uso de la técnica, una correcta iluminación y una cuidadosa composición son algunos de los elementos en juego al momento de la fotografía.

El tamaño de las flores, el viento y las bajas temperaturas determinan tu equipo y forma de trabajo.

El estilo
Depende de que tipo de fotografía estamos buscando, un enfoque naturalista impone precisión en la toma, una cuidadosa y bien lograda profundidad de campo y una adecuada relación de reproducción, en cambio un acercamiento creativo es más simple de interpretar y fotografiar.
El equipo
Un trípode robusto en lo posible que permita una posición baja en la cámara, un objetivo macro o un lente con una buena relación de magnificación, flash son algunos elementos necesarios para salir a terreno a fotografiar, a lo anterior se debería agregar algo para cortar las ráfagas de viento que pueden provocar movimiento en nuestro sujeto.
Pantallas reflectoras, flashes de anillo, tubos de extensión y otros accesorios serán necesarios dependiendo del tipo de espécimen que estemos fotografiando.
La composición
El color y la forma de las flores determinan la composición que podemos hacer, pero es fundamental prestar atención a la geometría natural que nos pueda ofrecer la especie y recordar que una tendencia natural a la verticalidad propone una toma en formato vertical.
La técnica
Es necesario considerar el tamaño de nuestro sujeto y plantearnos la necesidad de utilizar técnicas de fotografía de aproximación. Hay que prestar especial atención al punto sobre el cual enfocamos buscando maximizar la profundidad de campo todo lo que sea posible sin que esto signifique pérdida de calidad como resultado de difracción en el lente (un buen punto de partida es considerar que generalmente el mejor rendimiento óptico se obtiene dos puntos más abiertos que la abertura más cerrada).

La profundidad de campo se distribuye siempre 1/3 hacia delante y 2/3 hacia atrás del punto sobre el que enfocamos.
En la montaña son frecuentes las ráfagas de viento por lo que puede ser necesario apantallar o cortar el viento de alguna forma.
De igual forma que en los retratos es necesario prestar atención a los fondos y si estos distraen eliminarlos por medio de la profundidad de campo.
Otros consejos
En montaña, el frío y el viento son los principales obstáculos a que debemos enfrentarnos, por lo que es recomendable prestar atención a la ropa de abrigo y llevar bastante agua ya que en la altura es más fácil deshidratarse. La idea es disfrutar de la experiencia que significa salir a fotografiar aquellas flores que se desarrollan en condiciones adversas y que realizan un extraordinario despliegue de seducción para asegurar su perpetuación.
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