Lo que la fotografía muestra es muy diferente de lo que el ojo ve, todo se reduce a una permanente toma de decisiones. Aparte de los desafíos que enfrentamos al representar el volumen sobre una superficie plana nos encontramos con intensas limitaciones para mostrar contrastes y colores.
Decidimos en todo momento, algo tan simple como si la fotografía es vertical u horizontal, si tiene mayor o menor profundidad de campo, y así la lista de decisiones crece y crece.
En los no muy lejanos tiempos de la fotografía tradicional, aquella de película y laboratorio, se añadía, además, la variable temporal; todo un abismo entre la toma y el momento en que podías ver los resultados y así muchas veces estos: mejores o peores cautivaban con su aire de misterio, lo que se obtenía no siempre (más bien casi nunca) concordaba con su recuerdo.
En esta permanente toma de decisiones elegimos lo que fotografiamos, también el momento en que lo hacemos, y entre las opciones se agregan el equipo, la técnica y el por qué de nuestro quehacer. Se dice que la fotografía muestra una realidad, pero más bien parece que sólo se limita a interpretar nuestra propia realidad.
Unos ejemplos
Imagina que estás fotografiando una escena al atardecer, y en ella hay una gran diferencia de luminosidad entre el cielo y algunos elementos que se encuentran en las sombras, tus ojos se adaptarán rápidamente y te mostrarán la totalidad de los tonos existentes, pero tu cámara no logrará mostrar eso.
El material sensible, ya sea el sensor de tu cámara o la casi olvidada película no te lograrán mostrar todo y es por eso que nos enfrentaremos a tomar una decisión en el momento de la toma para mostrar lo que te interesa de esta, un cielo de colores maravillosos sin nada de detalle en las sombras o un cielo deslavado y sombras con información, y por supuesto todas las posibles e infinitas variantes y posibilidades entre una y otra situación.
Pensemos en otro ejemplo, un retrato. Podrás incluir los elementos del fondo o simplemente dejarlos desenfocados (todo dependerá de lo que puedan aportar a tu fotografía) y tendrás que controlar la profundidad de campo de esta imagen abriendo o cerrando el diafragma del lente que elegiste usar.
Hay muchos más ejemplos y todos involucran una permanente toma de decisiones, pero que están basadas en tu particular subjetividad, en tu quehacer personal, en tu mirada creativa, en lo que quieres decir con cada fotografía tomada y posteriormente mostrada.
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