Viajar con la cámara a cualquier lugar (remoto o cercano) plantea algunos interesantes desafíos y entre estos nos encontramos con la necesidad de tener que hacer respaldos o copias de seguridad de las fotos tomadas diariamente y conocer cuales serían los métodos más eficientes para conseguirlo.
Seamos francos, no siempre es posible viajar con grandes cantidades de equipo y material a lugares remotos. Por un lado nos encontramos con las odiosas limitaciones de equipaje de algunas líneas aéreas y por otro no siempre se puede disponer de la energía eléctrica necesaria para poder respaldar las fotos durante un viaje fotográfico usando los diferentes elementos que son necesarios para realizar de manera óptima esta tarea.
En nuestros viajes fotográficos a Nepal debí considerar varias de estas limitaciones, como la que nos impuso Jet Airlines con sus muy exiguos 20 kilos de equipaje para el vuelo desde Delhi a Katmandú, luego de eso la corriente que no siempre estaba disponible durante nuestro circuito de trekking que abarcó parte de los Annapurnas y el peso que podríamos llevar solidariamente con nuestros porteadores.
Mi mochila destinada a los equipos (solamente con los equipos fotográficos) se acercaba a los ocho kilos reglamentarios que podía llevar en la cabina del avión y casi no podía permitirme el lujo de agregarle tres kilos más de mi notebook y un disco duro externo liviano y resistente.
El plan de trabajo establecido mucho antes de partir ya había detectado estos puntos, por lo que se buscó la mejor manera de poder enfrentarlos para salir victoriosos del desafío y lograr respaldar las fotos durante un viaje fotográfico
Todo cambia / actualización año 2018
La cantidad de tarjetas que yo llevé el año 2012 me daba un total de 41 Gb de espacio, alrededor de 2.000 fotografías en RAW tomadas con una cámara de 12,4 Mp o casi unas 200 diarias durante los días fotografiables de nuestra aventura sin tener que borrar o reutilizarlas. Un panorama bastante austero en el que debería cuidar cada cuadro tomado (bueno, esto no es tan malo ya que se fortalece la capacidad de observación, análisis y reflexión que hay en cada toma) en un destino exótico. Hoy en día la cantidad mínima que considero es 32 Gb por cada día con una cámara de 36 Mp fotografiando en RAW a 14 bits (año 2018).
Las soluciones
Para todo hay dos tipos de soluciones, las absurdas y las que no lo son (tanto).
La condición general de mi flujo de trabajo es mantener siempre dos copias de todo mi material (una en las tarjetas que se llenarán y otra en un sistema por definir). Descarté de inmediato la grabación de copias de respaldo en CD ya que necesitaría unos 6 por cada día al ritmo antes planteado y de sólo pensar cuanto tiempo debería destinar para esta tarea se me agotaría la noche y el tiempo de descanso. Las copias en DVD sufren prácticamente la misma suerte por el tiempo necesario para grabarlos y además por el recuerdo de algo que ya me ha ocurrido en algún aeropuerto al abrir mi mochila para la revisión de aduanas: mi torre de DVD abriéndose y cayendo al suelo golpeando sus cantos, y convirtiéndolos en un material inservible y pesado.
Los almacenes en la nube, como el muy popular DropBox que permite un espacio gratuito de hasta 8 Gb (apenas dos días a mi ritmo austero) pero que sólo funciona bien si se puede disponer de conexión a internet de banda ancha (realmente ancha) y de un computador en los hoteles de Katmandú y Pokhara.
Mi notebook fue la base del equipo de trabajo sólo mientras duró su batería, luego de eso sería un peso muerto que a cado paso pediría ser abandonado.
Al mirar entre mis diversos accesorios encontré un pequeño (pero antiguo) disco duro que funciona a batería y que tiene incorporado un lector multi-tarjetas y este si puede ser de gran utilidad, por lo menos como una solución alternativa para el respaldo inmediato de cada día de trabajo. En alrededor de unos 20 minutos puede copiar el contenido de una tarjeta de 4 Gb y su construcción ya me ha parecido lo bastante sólida en otros viajes que he realizado en ambientes tan dispares como el frío de la Patagonia y el calor del Desierto de Atacama.
Este accesorio se conoce como data bank y es una solución no tan descabellada mientras le dure la carga de la batería que incorpora y no se golpee durante el viaje.
Lo ideal
No siempre es viable, pero si pudiese hacerlo continuaría viajando con mi notebook y un disco externo, y así aprovecharía los pocos tiempos libres que queden en ir trabajando sobre mi archivo fotográfico con una herramienta como Lightroom para alivianar el gran cuello de botella que se forma al regreso de nuestra aventura en la catalogación y descripción del material fotográfico resultante.
Puedes aprender mucho más de este y otros temas participando en nuestros cursos de fotografía y viajes fotográficos.