Estoy completamente convencido de que fotografiar es una vivencia espiritual, recuperar la mirada original, un acto de reencuentro. Pero, reconozco que para poder mirar es necesario estar consciente de este gesto voluntario.
¿Tienes cinco minutos para un desafío visual?. El grado de dificultad dependerá solamente de ti. Te voy a adelantar que este ejercicio puede ser sencillo y complejo al mismo tiempo.
Seguramente te has preguntado por qué de niños es cuando aprendemos más, pero yo te planteo otra pregunta ¿por qué de niños es cuando miramos más? Cuándo somos niños lo que sea que miremos lo vemos como si fuera la primera y única vez, no tenemos ninguna seguridad de volver a mirar (aun cuando se nos asegure lo contrario). Con algo de tiempo nos volvemos coleccionistas de experiencias.
Con el paso del tiempo, y en la medida que nos incorporamos a la vida escolar, y luego a la vida laboral, dejamos de disponer de tiempo para mirar (y racionalmente entendemos que siempre podemos volver a ver). En nuestras opciones ya no se encuentra agacharnos, subirnos en un árbol, levantar maceteros, acostarnos sobre la tierra y mirar como pasan las nubes.
Lo primero es justamente esto, que al mirar conserves la misma actitud del niño que por muy cotidiano que sea todo crea que lo ve por primera y única vez.
No importa si es la pila de platos que se acumula en el lavaplatos o las migas de pan en el mantel.
Todo puede ser algo nuevo si lo miras con ojos nuevos.
Lo segundo es mirar con esa actitud a través del visor de tu cámara, sin la presión de fotografiar.
Lo tercero es dedicarle cinco minutos a este ejercicio, pero hay que hacerlo por el resto de la vida.
Sorpréndete, descubre, disfruta con tu mirada. Aprender a fotografiar es hacerte consciente de tu mirada.
En nuestros próximos cursos de fotografía te entregaremos más herramientas para desarrollar tu mirada creativa.
Luis Gonzalez dice
Excelente tarea, me trajo a la memoria en el aprendizaje de dibujar, el uso de los hemisferios cerebrales; el derecho (de poco uso habitual) es el que tiene que ver con los detalles y el arte (incluyo la fotografía).
El izquierdo hace uso de la memoria adquirida ( quehaceres habituales), lo que hace que sea más automático a la hora de hacer algo repetido, el comer, el escribir, el beber, etc..
Aprender a usar el hemisferio derecho ayuda a visualizar mejor lo que vemos.