Desde antes de la invención de la fotografía, alrededor del año 1835, hay un enemigo permanente que está dispuesto a estropear toda toma fotográfica. Es el elemento más común en nuestros hogares y aun cuando parece de naturaleza inofensiva, en su formación se encuentra desde material orgánico hasta metales y trozos de vidrio, me refiero al polvo que a lo largo de la historia se ha depositado primero en negativos y ahora también en sensores de imagen.
Por muy hermética que sea nuestra cámara, por muy especializado que sea el sistema de auto limpieza, aun cuando jamás cambiemos de lente, tarde o temprano (y más temprano que tarde) alguna pequeña partícula de polvo llegará hasta el filtro de paso bajo que se ubica sobre el sensor de imagen y comenzarán a aparecer manchas en nuestros cielos azules o en la piel de la persona retratada. La elevada cantidad de componentes electrónicas, el paso de corriente y la generación de electrones son un verdadero imán para el enemigo número uno de la limpieza.
La suciedad en el sensor es de presencia real o física, no se puede disminuir con un modo específico de toma, pero si se puede eliminar posteriormente con técnicas de retoque digital.
No es grave, pero molesta
La acumulación progresiva de polvo es una realidad que puede ser minimizada siguiendo algunas precauciones generales, como por ejemplo evitar que la cámara quede expuesta a grandes concentraciones de polvo que por cualquier posible rendija se va a ir colando dentro del sistema (incluyendo la ranura para tarjetas y baterías).
También se debe proceder al cambio de lentes con la cámara apuntando hacia abajo y con la tapa posterior del objetivo para ser retirada en el último instante.
Los elementos de conexión y acople (bayonetas) entre cámara y lente deberán mantenerse lo más limpios posible ya que una parte importante del polvo proviene de limaduras microscópicas de los respectivos metales (otra parte importante es producto de pequeñas partículas de vidrio que se desprenden de lentes y espejos al sufrir vibraciones o golpes).
Limpieza del sensor
Dependiendo de nuestro grado de experiencia y temeridad es que podremos acometer su limpieza.
En realidad lo que podemos limpiar es el filtro low pass (u otro) que se coloca sobre el sensor, pero sin cuidado se puede estropear de manera irremediable (si no sabes como limpiarlo es preferible pagar a un técnico responsable por este trabajo).
Hay diferentes métodos para ayudar a la limpieza del sensor, algunos son más eficientes que otros, y en casos específicos hay unos que ni siquiera se deberían intentar como por ejemplo es el uso del aire comprimido o a presión (por su excesiva potencia y por los aditivos que incluyen).
La manera más simple de ayudar a la limpieza del sensor es usar una pera de aire de muy buena calidad que no tenga restos de material en su interior y con ella soplar la superficie del filtro indicado más arriba en el texto. Se debe retirar el lente y con la cámara en función Manual (M) buscar la velocidad BULB, mientras se mantenga presionado el obturador el espejo estará levantado.
Para este procedimiento es necesario disponer de una batería a plena carga y evitar tocar componentes del interior de la cámara con la pera de aire.
Existen otros métodos más enérgicos como es el caso de las paletas que junto a líquidos especialmente formulados se utilizan para barrer la superficie del filtro.
La opinión del fabricante
La mayoría de las grandes marcas de equipos fotográficos no recomienda la limpieza “hecha en casa” y algunos indican que cualquier daño producido no está cubierto por la garantía.
Esto nos obliga a visitar periódicamente el servicio técnico del fabricante, pagar una relativamente elevada suma de dinero y lo que es peor quedarnos un tiempo sin nuestra cámara.
Mi procedimiento
Si se usa un método correcto y los implementos adecuados no deberían presentarse problemas.
Años atrás utilicé Eclipse, un compuesto líquido de elevada reputación en los EE.UU. pero las regulaciones aduaneras y los controles en aeropuertos provocaron que después de poco tiempo dejase de usarlo al no poder conseguirlo.
En la actualidad utilizo con bastante éxito el kit de Visible Dust, empresa canadiense que fabrica una muy completa línea de productos diseñados para la limpieza de polvo, marcas de agua y residuos líquidos.
Para inspeccionar las partículas que pueden encontrarse depositadas es necesario utilizar una lupa especial, pero también funciona el tomar una fotografía sobre una zona de cielo completamente desenfocada con abertura de f 22. Luego esta hay que visualizarla al 100% en alguna aplicación como por ejemplo Photoshop.
El polvo no solamente se encuentra en el filtro de paso bajo, también está presente en el cajón que rodea este componente y la mejor manera de eliminarlo es mediante una brocha específica cargada con electricidad estática.
A continuación, se debe proceder a la limpieza con espátulas y el líquido correspondiente (jamás se debe utilizar en seco y tampoco de deben dejar caer gotas sobre el filtro). El líquido debe secarse antes de poder bajar el espejo y colocar el lente.
Finalmente, se debe volver a hacer una foto de cielo para asegurarse que las partículas ya estén eliminadas.
El procedimiento que he descrito debe ser efectuado con los equipos y componentes adecuados y solamente por personas experimentadas, por lo tanto no asumo responsabilidad alguna que pueda ser consecuencia de la incorrecta aplicación de este.